Si bien es efectivo para poder evitar la propagación del virus, el confinamiento ha tenido una fuerte repercusión en la salud cognitiva de las persona especialmente en el caso de los adultos mayores que sufren de algún tipo de demencia o trastorno neuropsiquiátrico.
Nunca terminamos de aprender de esta pandemia de CoVid19. Desde el inicio de ésta por el nuevo coronavirus (Sars-CoV2), una de las medidas más efectivas fue el confinamiento de las personas en sus hogares para evitar la propagación del virus. Mas allá de los datos de morbilidad y mortalidad como resultado de este flagelo, un tema recurrente ha sido el saber si este confinamiento prolongado ha generado trastornos psiquiátricos, desde estados de ansiedad y depresión hasta desordenes neurodegenerativos y posibles demencias. La pregunta es: ¿Podemos cuantificar el impacto del confinamiento en la salud mental de la población?
En efecto, una búsqueda de datos de diferentes publicaciones médicas en revistas indexadas indican que si bien es efectivo para poder evitar la propagación del virus, el confinamiento ha tenido una fuerte repercusión en la salud cognitiva de las personas, especialmente en el caso de los adultos mayores que sufren de algún tipo de demencia o trastorno neuropsiquiátrico. Por otra parte, el aislamiento social ha gatillado un aumento en este tipo de enfermedades, además de un incremento en los síntomas neuropsiquiátricos, tales como ansiedad y depresión. Así, en pacientes con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, entre un 20 a un 30% ha experimentado un empeoramiento en sus síntomas psiquiátricos asociados a esta dolencia, tales como apatía, depresión y ansiedad. Esto se asoció a un empeoramiento en la función cognitiva de los sujetos, evaluada por pruebas neuropsicológicas. Cabe destacar que esta sólida conclusión anterior es consistente con estudios en modelos de ratones transgénicos que simulan la sintomatología del Alzheimer, donde se demuestra además que el confinamiento tiene efectos perjudiciales en aspectos morfológicos y funcionales del cerebro, aumentando la asimetría cerebral e incrementando significativamente la patología de tau en el hipocampo de estos ratones usados como modelo biológico. Desde el Centro Internacional de Biomedicina (ICC) hemos demostrado que la agregación anómala de esta proteína denominada Tau, es el principal factor causante de la enfermedad Alzheimer.
En otro contexto, un estudio clínico en pacientes con la Enfermedad de Parkinson, demostró que en un 26-28% de los pacientes, el confinamiento provocó un empeoramiento de los síntomas, especialmente los motores. Además, otro estudio ha demostrado que en pacientes con trastornos psiquiátricos, al menos un 30% decía tener síntomas físicos relacionados al CoVid19, en tanto un 9.2% argumentaba tener una peor salud que la del período previo a la pandemia. Entre quienes respondieron este estudio, casi un 60% sufría de un cuadro mixto de ansiedad / depresión.
Si tomamos en consideración lo anterior, hay al menos un 20% de los pacientes con demencias y trastornos neuropsiquiátricos que experimentan un agravamiento de sus síntomas debido a este tipo de confinamiento, lo cual no deja de ser preocupante.
Todo lo anterior demuestra el efecto perjudicial del confinamiento por la pandemia CoVid19 en este tipo de pacientes. También hay estudios que demuestran que la salud de los cuidadores se ve perjudicada al verse sobre-exigidos durante esos períodos. Así, resulta evidente la necesidad de establecer una estrategia y políticas públicas asociadas a ésta que permitan apoyar a este tipo de pacientes y sus cuidadores. Un reciente estudio generado por nuestro Centro ICC sobre prevención de este tipo de trastornos, cuya publicación se encuentra en prensa, y que ha generado por parte de la revista Journal of Alzheimer Disease, un comunicado de prensa a nivel mundial, entrega algunos mecanismos para apoyar a adultos mayores a sobrellevar el confinamiento. Tener una estimulación cognitiva constante, tratar de suplir el aislamiento físico social con la tecnología (videollamadas), ejercicio físico programado, terapias derivadas del Qgong (conocido como chicun) de la medicina oriental, mindfullness y de manera clave el uso de nutraceúticos con capacidades anti-agregantes de proteínas, antioxidantes y antinflamatorias, son una medida de apoyo para mitigar el deterioro cognitivo, considerando el posible rebrote y nuevo confinamiento.
Fuente: ellibero.cl